viernes, 18 de mayo de 2018

Sucio!

Ese que siempre se ha asociado al poco valor que tienen las cosas, los lugares y las personas. ¿Qué dice la suciedad de ti? ...o de los otros?

La suciedad en los lugares implica, además de desaseo, poco interés para mantener una presentación limpia e impecable a los ojos de quienes miran.  Las paredes sucias hablan de muchas manos tocándolas repetidamente sin cuidado, de humedades que no se secan una vez ocurren, de acumulación de polvo, telarañas y mohos a través de los días y los años, pero sobre todo de la dejadez o la incapacidad para limpiar.

Y es que la vista y el olfato se van acostumbrando al sucio y éste pasa a ser una parte del decorado que ya no te impresiona y por lo tanto te pasa desapercibido. Los ojos ya no lo miran como una diferencia sino como algo inherente al sitio.

La suciedad en las personas nos ubica por lo general ante alguien que no está interesado en proyectar una imagen agradable, pulcra y de valor. Una persona puede ser sucia de muchas formas: falta de higiene corporal ligada a olores desagradables, mala presentación personal ligada desgreño en los cabellos, las manos y sus uñas, los pies y la ropa, y hasta una pobre respuesta a los parámetros para mantener un mínimo de decoro en cuanto a desechos corporales...

Suciedad no es lo mismo que desorden ni desorganización. Se puede ser desordenado y desorganizado sin ser sucio. Igual se puede ser sucio  aunque ordenado y organizado.

Hay algún aspecto positivo en el hecho de encontrar una casa sucia? Puede ser...

Tal vez signifique un número grande de miembros de la familia que entran y salen y juegan dentro de ella. Tal vez signifique que la prioridad no es mantener una casa prístina sino una familia unida. O que es mejor invertir el tiempo del aseo en actividades recreativas junto a otros miembros de la casa. O que hay un exceso de trabajo que hace difícil dedicar un tiempo específico a las labores de aseo, en procura de una estabilidad o una mejora económica. Tal vez...

En cualquiera de los caso anteriores, aún en los no contemplados aquí, una casa sucia trasmite un mensaje poco amable acerca del trato que se de a las "cosas" que son parte de nuestro entorno, las que usamos día a día y que constituyen los pilares sobre los que construimos nuestra imagen.



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