jueves, 9 de abril de 2015

Del dolor y la alegría

Apostamos todos a que podemos entender el dolor ajeno y darle alivio. Ja. El dolor físico? El dolor emocional? hay algún otro tipo de dolor?

El conocimiento del dolor propio nos da una pista sobre cuanto puede estar sufriendo el otro, ante el mismo tipo de dolor. Hasta ahí. Porque cada individuo tiene miles de facetas que ante un mismo estímulo reacciona diferente. Sin embargo la previa experimentación de ese dolor nos da una visión mas acertada que todas las conclusiones sacadas a partir de vivencias ajenas.

Sentimientos y emociones nos ayudan a oscurecer o aclarar el camino del dolor físico haciéndolo mas intenso o mas llevadero. El sufrimiento emocional generado por el sufrimiento físico causa cambios sutiles en el día a día y forma una nube que nos envuelve y aminora todas las emociones buenas pero también nos da la claridad para admitir que la vida debe ser vivida en el justo instante de la acción y no ser postergada para esperar mejores momentos...

Amargo y liberador al mismo tiempo es reconocer que ante la incapacidad y el dolor físico intenso, el dolor emocional que no es secundario a estos cambios orgánicos, pierde protagonismo. 

Que agradable sensación es "poder hacer"! El dolor, tanto como el deterioro físico, son maestros crueles pero excelentes que nos ponen a cada quien en su sitio para recordarnos la gran alegría que es poder disfrutar de nuestras emociones sin impedimentos físicos: Que gran sensación es abrazar con toda intensidad y pasión cada momento sin esperar a "estar preparados" y darle valor a cada reto, tarea o escenario al que la vida nos enfrente sin desperdiciar los instantes, aparentemente vacíos,  que nos hacen ver las cosas muy "fáciles" o "aburridas".

La vida es ahora! Vivir cada momento con pasión y alegría, utilizando todas las habilidades físicas, mentales y emocionales que se tienen, es lo que nos hace disfrutarla plenamente sin importar las condiciones en las que nos encontremos.



jueves, 2 de abril de 2015

Las historias que me gustan... viendo Downton Abbey


Me gustan las historias de amor. Esas que se dan entre personas normales que no sobresalen por su belleza, riqueza, posición social o gran encanto personal. Las que surgen cuando ninguno de los dos estaba buscando el amor.  Historias que se dan en personas que ya tienen sus vidas organizadas -cualquiera que sea su nivel- cuando el amor viene a ocupar ese espacio que se reserva para el cariño y la relación desinteresada con otro. Historias de vidas sencillas que se entregan sin reparos, sin enredos ni trucos, aceptándose como son sin grandes pretensiones, con el disfrute sincero de ser parte de una relación correspondida. 

Me gusta ver esas parejas de cualquier edad que caminan tomados de la manos o rozándose cariñosamente a menudo mientras conversan, sonríen y ríen, como haciéndose constantes bromas que demuestran cuanto están disfrutando su cercanía el uno del otro. Esa es para mi una de las tantas caras de la felicidad, el semblante de una vida que asume con entusiasmo y confianza el "andar juntos".

 Y este tipo de alegría es contagiosa: las personas son tan felices con su amor que lo irradian y lo propagan y lo proyectan hacia sus hijos, padres, hermanos, amigos y aún a las personas desconocidas que se atraviesan en su camino. 


El amor pinta en todos los rostros una luz de tranquilidad y regocijo como muy pocas otras cosas pueden hacerlo. 

Me llena de alegría ver como se desarrollan esas historias en las que amar es fácil, tierno y satisfactorio y no hay cabida para nada mas. 

Esas son las historias que me gustan: las que me hacen sonreír estando sola y me llenan de confianza y de esperanza en que el amor siempre estará al alcance de todas las manos.