jueves, 21 de noviembre de 2013

De los amantes y otros amores...

Lo dice Jonathan Carroll: "la mejor parte de tener una aventura es que cada vez que se encuentran tu amante está siempre recién bañado y oliendo maravilloso, encantado de verte, ansioso por abrazarte y escuchar de tu día o de lo que quieras hablarle. Para ellos, el perfume que has usado toda tu vida es delicioso, tus historias son nuevas y tus puntos de vista frescos y convincentes. Sus ojos se iluminan cuando te ven y se preguntan donde has estado todos estos años. El problema, por supuesto, es cuánto tiempo demora la aventura. Cuánto tiempo transcurre antes de que "lo nuevo" quede desgastado por el tiempo y la vida misma..."

Porque se deja de querer y uno ni se da cuenta. El lapso que dura la aventura tu vida se ilumina, se vuelve interesante, eres importante para alguien y abrazas muchas otras de tus empresas con renovada pasión. El día que termina, debes empezar la limpieza de la casa sentimental: dar gracias por lo que se tuvo y que siempre hará parte de tu intimidad y abrirte a caminar, sin vacilar, otros caminos. No puedes borrar lo que tus ojos han visto y tu corazón conoce -lo leí en un tweet-, pero ahora puedes enfrentar tu presente con la satisfacción de saber lo que un toque de pasión y un toque de locura hicieron con ese momento de tu vida.

Eres valiente si eres el que se enamoró y lo terminó cuando se apagó. Pero también tienes suerte si te tocó amar y ser separado después.  Nada ni nadie nos quita lo vivido. Las convenciones sociales son las que nos llevan a alimentar una relación cambiando el amor apasionado de amantes por el amor desinteresado de familia o por el amor calmado de dos personas que se acompañan en el camino.
Amar apasionadamente es una fuerza arrolladora que nos hace sentir vivos y completos y que moldea nuestro corazón para recibir y dar con mas profundidad otros tipos de amor. Aún el amor pausado y sereno de la vejez...

 

domingo, 17 de noviembre de 2013

Dejando que el otoño llegue...

Otoño... gran acuarela de una vista llena de los colores ocres de la tierra! 
Los sabores, los olores, las texturas, los sonidos, las luces cuando estás rodeado de estos colores adquieren un matiz distinto que llena el alma de un sosiego y una sensación de aceptación que no se encuentra en otras estaciones. 

El otoño sugiere calma, añoranza, intimidad, tibieza, sabores fuertes, notas pausadas, olores a café, bayas y madera, luces tenues, notas de guitarra, piano y saxofón, nubes viajeras y paseos entre hojas y ramas secas. 

Es como un suspiro que despide a la exuberancia del verano y prepara el hogar para el frío que llega. Se cosecha todo lo que se sembró y, tal vez por eso, nos alista emocionalmente para dar un vistazo breve al camino recorrido y decidir cual es el que queremos andar ahora: sin prisa, sin pausa, sin equipajes, sin muchos apegos. 

La belleza y elegancia sobria de la naturaleza en otoño es comparable con ese punto de la vida de las personas en que las expectativas por cosas nuevas disminuyen y se empieza a disfrutar lo que se ha adquirido con los años en lo material, espiritual y emocional. 

Bienvenido el otoño!