jueves, 2 de abril de 2015

Las historias que me gustan... viendo Downton Abbey


Me gustan las historias de amor. Esas que se dan entre personas normales que no sobresalen por su belleza, riqueza, posición social o gran encanto personal. Las que surgen cuando ninguno de los dos estaba buscando el amor.  Historias que se dan en personas que ya tienen sus vidas organizadas -cualquiera que sea su nivel- cuando el amor viene a ocupar ese espacio que se reserva para el cariño y la relación desinteresada con otro. Historias de vidas sencillas que se entregan sin reparos, sin enredos ni trucos, aceptándose como son sin grandes pretensiones, con el disfrute sincero de ser parte de una relación correspondida. 

Me gusta ver esas parejas de cualquier edad que caminan tomados de la manos o rozándose cariñosamente a menudo mientras conversan, sonríen y ríen, como haciéndose constantes bromas que demuestran cuanto están disfrutando su cercanía el uno del otro. Esa es para mi una de las tantas caras de la felicidad, el semblante de una vida que asume con entusiasmo y confianza el "andar juntos".

 Y este tipo de alegría es contagiosa: las personas son tan felices con su amor que lo irradian y lo propagan y lo proyectan hacia sus hijos, padres, hermanos, amigos y aún a las personas desconocidas que se atraviesan en su camino. 


El amor pinta en todos los rostros una luz de tranquilidad y regocijo como muy pocas otras cosas pueden hacerlo. 

Me llena de alegría ver como se desarrollan esas historias en las que amar es fácil, tierno y satisfactorio y no hay cabida para nada mas. 

Esas son las historias que me gustan: las que me hacen sonreír estando sola y me llenan de confianza y de esperanza en que el amor siempre estará al alcance de todas las manos.




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